La importancia del lenguaje en el Tenis

“La importancia del lenguaje en el tenis

 

¿Cuántas horas de gimnasia se hace para estar en la mejor forma física posible en la pista? ¿Cuántos retoques a nivel alimentario se hacen para que el cuerpo rinda más?  Ahora, pensemos en el ordenador de casa. ¿Cuántas veces se actualiza para que funcione con la máxima eficacia? Pues nuestro cerebro es como un ordenador vivo; es un músculo que necesitamos trabajar y alimentar bien para rendir al máximo y nuestra mayor herramienta para trabajarlo es el lenguaje.

Imaginemos un mundo donde fluye la comunicación fácilmente y donde cada persona sea la mejor versión de sí misma, sea el campeón de España o simplemente feliz en su club sin conflicto ninguno y centrado en sí mismo y en su propia mejora. Este mundo es posible gracias a pequeños retoques en nuestro lenguaje. Pequeños retoques que pueden llevar a grandes cambios tanto dentro de la pista como en el día a día porque seamos sinceros, la pista es una metáfora de nuestra vida y nuestros bloqueos dentro reflejan los que tenemos fuera.

Con sólo tres cambios sencillos, podemos mejorar nuestra comunicación no sólo con el otro sino también con nosotros mismos, armonizando el diálogo interior. Los tres pequeños retoques lingüísticos son:

1)  Enunciar en positivo y presente (programar eficazmente nuestro diálogo tanto externo como interno):

Cuántas veces se ha escuchado “no falles” o “no la dejes corta” entre jugador y entrenador. ¿Qué sentido tiene? ¿Por qué no enunciar lo que uno desea que pase en vez de lo que no se desea? Como decía Henry Ford, tanto si piensas que puedes, como si no en las dos cosas tienes razón porque nuestro inconsciente sólo acepta lo que se dice porque no sabe de “No”. Cuando decimos al jugador que “no la dejes corta”, él entiende primero “déjala corta” antes de empezar a procesar la negación. Si introducimos en nuestro cerebro una orden en negativo, lo más probable es que salga una experiencia negativa. Para tener mejores resultados, debemos decir lo que deseamos, o sea “juega largo y con margen”.

Además de enunciar en positivo, ya es hora de centrarnos sólo en el tiempo verbal del presente. Usando el lenguaje del presente a la hora de formar y de comunicarnos, hace que nuestra mente esté siempre lista para actuar porque tiene la meta bien definida y a su alcance. Es necesario creer que lo que queremos hacer está bajo nuestro control porque todos sabemos lo que pasa si nos decimos “Mañana, lo haré” porque mañana siempre será mañana y hablar en pasado sólo sirve de tertulia, dado que ya no se puede alterar nada.

De la misma manera, la programación eficaz de nuestro lenguaje se puede aplicar a nuestro diálogo interno, una de las cosas más importantes para los tenistas ya reconocida gracias al libro de Timothy Gallwey (Gallwey, 1997) que arrojó luz sobre nuestros dos ‘Yos’ interiores. Tenemos el “Yo que realiza las cosas”, el cual cuanto más libre y relajado está, más nos acerca a nuestro máximo potencial. Además, existe el “Yo Critico”, el yo que se forma debido a las opiniones y las creencias que nuestro entorno nos ha legado; este “Yo Critico” es el que nos impide con sus creencias limitantes. Por ejemplo, si después de fallar una bola me digo interiormente que “soy un inútil”, así me comportaré porque mi inconsciente no distingue entre lo verdadero y lo falso. Entonces, me programo a mí mismo para la limitación, cuando en realidad es solo una “creencia limitante”.

Es imprescindible que reconozcamos que cuando se trata de creencias, siempre se pueden cambiar, actualizarse o ser remplazadas por creencias más alentadoras, como, por ejemplo, decirnos “yo puedo” frente a cualquier situación, lo cual es un buen comienzo. Según la Programación Neuro-lingüística, uno de los cambios más importantes que podemos hacer a nivel lingüístico es empezar a programar de forma positiva nuestro cerebro para que nuestra comunicación, tanto interpersonal como intrapersonal, sea más productiva. Mejoras en nuestra vida o en el comportamiento del otro comienzan cambiando nuestra programación lingüística: nuestros pensamientos y forma de enunciar las cosas.

 

2) Cambiar el “Pero” para el “Y”.

Cuando queremos comunicar siempre va a nuestro favor no negar la primera parte de la oración, lo cual es lo que pasa si empleamos la conjunción “pero”. Por ejemplo, el “pero” en la siguiente frase “voy a golpear duro, pero con efecto” sirve sólo para crear un conflicto que realmente no existe en nuestra mente. Según los estudios de Bernard Roth (Roth, 2015), catedrático de ingeniería de la Universidad de Stanford, con la simple sustitución de “pero” por “y” puedes conseguir mejores resultados. Cuando empleamos “Voy a golpear fuerte Y con efecto” nuestro cerebro ya empieza a considerar como hacer frente a ambas partes de la oración a la vez, aumentando la posibilidad del éxito. Roth llama esa estrategia lingüística el “pensamiento de diseño”.

Se podría decir que la palabra “pero” sirve de borrador universal y todo lo que se dice antes del “pero” queda anulado, y entonces olvidado. Como consecuencia, es muy importante cuando nos comunicamos con nosotros mismos o con los otros que evitemos el infame “Si, pero” que suele encantar nuestros diálogos. Si consideramos el caso de un jugador después de un partido justificándose delante de su entrenador con un “quería moverme, pero mis piernas no iban” o “Si, pero es que las bolas…”, vemos como el uso de “pero” hace que evitemos tomar responsabilidad por lo ocurrido. Eliminando el “pero” nos anima a tener una comunicación más efectiva, facilitándonos asumir la máxima responsabilidad por nuestros actos y nuestras palabras, lo cual se traduce en un mayor autoconocimiento que es clave tanto en el deporte como en la vida.

Asimismo, cada vez que decimos “sí, pero” el interlocutor (incluyendo nuestro “yo” interior) se pone en guardia y empieza a defenderse porque el “pero” marca oposición.  Por ejemplo, el jugador que sale del mejor partido posible de acuerdo con su nivel diciendo “He ganado, pero él ha jugado fatal”, borra sus logros y se queda con una crítica del otro desvalorando sus propios méritos, los cuales son necesarios para la continua mejora. No hay pero que valga en el tenis y al eliminarlo de nuestro vocabulario nos conduce a tomar responsabilidad y, por consiguiente, logramos crecimiento y expansión de nuestro mapa mental, lo cual nos ayuda a mejorar nuestros entrenamientos y nuestros desafíos en la pista.

 

3) Adoptar “una mentalidad del desarrollo” (El poder del “todavía”)

Frente a una derrota la actitud de “todavía no he llegado a poder” hace entender que estamos en proceso de aprendizaje, lo cual abre un camino hacia el futuro y aumenta la capacidad de nuestro cerebro para aprender y resolver mejor los retos que tiene. Según los estudios realizados por la renombrada psicóloga de la Universidad de Stanford, California, Carole Dweck, está demostrado que las palabras “todavía no” pueden dar una mayor confianza a los alumnos, porque les muestran un camino hacia el futuro y entonces mejora la insistencia y la idea de que las habilidades se pueden desarrollar, pues el cerebro no deja de pensar en el “todavía” y se pone a corregir el error y buscar una manera de mejorarse. Por el contrario, los científicos midieron la actividad eléctrica del cerebro de los alumnos con una “mentalidad fija” que “yo no he podido” a la hora de enfrentarse a un error y encontraron que no había casi actividad: sin la mentalidad de “todavía no” los sujetos y sus cerebros no se ocupaban del error.

Aplicando la teoría de Carole Dweck al mundo de tenis, potenciando una “mentalidad del desarrollo” tanto en los adultos como en los niños significa que cada vez que se lleva a un jugador fuera de su zona de confort para aprender una técnica o estrategia más difíciles que las de antes, sus neuronas cerebrales pueden crear nuevos vínculos más fuertes, y con el tiempo pueden llegar a ser más innovadores en su aprendizaje en la pista y mejores jugadores de tenis. Sería conveniente preguntarnos como educamos y/o entrenamos: ¿En el espíritu del “ahora” (la mentalidad fija) o del “todavía” (la mentalidad del desarrollo)? Porque, como dice Dweck, es un derecho humano fundamental para todos los niños y adultos de vivir en lugares llenos de “todavías”.

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Bibliografía

Dweck, C. (2007). Mindset: The new psychology of success. New York: Random House, Inc.

Gallwey, T. (1997). El juego interior del tenis. Málaga: Sirio.

Roth, B. (2015). The Achievement Habit. New York: Harper Collins.