Tenis para ‘millennials’: estas son las normas que prueba la ATP para atraer espectadores

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Sets más cortos, superesión del ‘deuce’, limitación de tiempos médicos, cuenta atrás para que los saques no se retrasen… el deporte que viene quiere ser mucho más rápido que el actual

“¡Out!”. La palabra suena a tenis, claro, porque lleva toda la vida siendo banda sonora del deporte. El juez ve la bola fuera de la línea y se apresura a gritar “¡out!”. Sí, es así, salvo que ya no hay árbitro y lo que se escucha es una voz metálica que grita, con el sonido algo saturado, la contraseña de siempre: “¡out!”. La ATP quiere ser moderna, pero sin pasarse, así que se ha juntado en Milán para un torneo con las mejores promesas de menos de 21 años y ha decidido que ese evento, precisamente, sea un banco de pruebas perfecto para el tenis del futuro. El pensamiento de jóvenes y futuro, no excesivamente elaborado, les ha llevado a un torneo que intent prever lo que pasará en unos años. Y por eso mismo ya no hay jueces de línea sino máquinas que comprueban al instante si la bola entró o no.

Sí, el lector pensará que esto ya estaba, que el ojo de halcón ya era la mayor revolución del tenis en los últimos lustros. Y es cierto, pero ahora se hace en tiempo real y eso lleva a prescindir de los árbitros. Las mentes pensantes del circuito hicieron pruebas con qué sonidos querían para marcar que una bola se había ido fuera. Estuvieron semanas dándole vueltas, testaron campanas y bocinazos hasta que alguien entendió que solo un grito “¡out!” (“¡fault!”, si es en el saque), era aceptable para una cosa así. Tampoco es cosa de romper todas las tradiciones del tirón.

“¡Out!”. La palabra suena a tenis, claro, porque lleva toda la vida siendo banda sonora del deporte. El juez ve la bola fuera de la línea y se apresura a gritar “¡out!”. Sí, es así, salvo que ya no hay árbitro y lo que se escucha es una voz metálica que grita, con el sonido algo saturado, la contraseña de siempre: “¡out!”. La ATP quiere ser moderna, pero sin pasarse, así que se ha juntado en Milán para un torneo con las mejores promesas de menos de 21 años y ha decidido que ese evento, precisamente, sea un banco de pruebas perfecto para el tenis del futuro. El pensamiento de jóvenes y futuro, no excesivamente elaborado, les ha llevado a un torneo que intent prever lo que pasará en unos años. Y por eso mismo ya no hay jueces de línea sino máquinas que comprueban al instante si la bola entró o no.

Sí, el lector pensará que esto ya estaba, que el ojo de halcón ya era la mayor revolución del tenis en los últimos lustros. Y es cierto, pero ahora se hace en tiempo real y eso lleva a prescindir de los árbitros. Las mentes pensantes del circuito hicieron pruebas con qué sonidos querían para marcar que una bola se había ido fuera. Estuvieron semanas dándole vueltas, testaron campanas y bocinazos hasta que alguien entendió que solo un grito “¡out!” (“¡fault!”, si es en el saque), era aceptable para una cosa así. Tampoco es cosa de romper todas las tradiciones del tirón.

El conflicto del tiempo

Casi todos los problemas detectados por la ATP tienen que ver con el tiempo. Los partidos de tenis son largos y eso no es algo específicamente bueno. Sí, es cierto, si el partido es de relevancia no está nada mal alarga lo máximo posible, pues no deja de ser una manera de mantener cautivo al espectador pero ¿cuántos partidos de esos hay realmente al año? Muy pocos. Por eso entre las tres normas nuevas en Milán está que solo habrá cinco minutos de calentamiento en pista, con un afán de que los partidos empiecen realmente a su hora, que pasa más bien poco.

Un cambio menor que no afecta al juego, es verdad. No se puede decir lo mismo de la regla de los 25 segundos para sacar. Existía de antes, pero se cumple más bien poco, así que en Milán hay unos marcadores con una cuenta atrás que apremian al tenista a servir si no quiere verse abocado a una falta. De esto se ha hablado tiempo, y Rafa Nadal se ha quejado amargamente de la cuestión. No es casualidad que sea conocido como uno de los tenistas que más tiempo necesitan para llevar adelante el inicio de un punto. El español asegura que los jugadores necesitan un respiro y que no puede ser igual un punto de saque y volea que un intercambio largo en tierra batida. Si finalmente se impone en el circuito Nadal tendrá que cambiar algo de sus rutinas, porque él no suele amoldarse a esta norma.

Esto no dejan de ser matices si se tiene en cuenta que la idea es cambiar también el sistema de puntuación tradicional del tenis. La ATP cree que hay pocos momentos significativos en el deporte, que solo las bolas de set, los juegos en los que se pelea por llevarse un parcial, tienen sentido. Así que quieren reducirlo para jugar cinco sets pero que los gane el primero que gane cuatro juegos. Y si van 3-3, pues un desempate. Con esto hay partidos más cortos y, en teoría, también un mayor porcentaje de momentos vibrantes de los que ofrece el tenis actual.

En este intento por arañar al reloj también está la supresión del ‘deuce’. Ahora quien gane el punto en el 40-40 se llevará el juego, hasta el momento necesitaba antes sacar una ventaja. Mayor intriga, se espera, y también una reducción drástica del tiempo en esos desempates que, ahora mismo, pueden hacerse eternos. Y también desaparece otro concepto histórico del tenis, ya no habrá más ‘let’. Hasta el momento, si en el saque la pelota daba en la cinta el servicio se repetía. Pero ya no, ahora solo será un factor más de incertidumbre para el juego.

Entrenadores en la pista

La lucha contra el tiempo de los dueños del tenis les ha llevado a una decisión más, la de limitar al extremo los tiempos médicos. Ahora solo podrá haber uno por partido y jugador y de no más de tres minutos. Es cierto que en esto ha habido siempre controversia, que hay jugadores que han utilizado a los sanitarios para romper el ritmo a un rival y que no es tan extraño ver ‘resurrecciones’ de tenistas después de un parón. Pero igual el problema es que hay dolencias que no deberían mandarte al vestuario pero que tardan más de tres minutos en solventarse.

La realidad de todo esto es que es un intento por ver si la cosa fluye. Y si es así, a por ello ¿cambiará el tenis drásticamente con esto? sin duda, si hasta la puntuación es diferente. Pero igual es necesario. Los programadores de televisión, que al final son una figura central en cualquier deporte, se desesperan un poco con el deporte tal y como es actualmente. Demasiado largo y, sobre todo, demasiado incierto. Un intento de hacer una versión más compacta e intensa tiene sentido, por lo que pueda pasar. Asumen que los puristas no van a aplaudir muchas de estas cosas.

Hay también un par de cambios más, en este caso más estéticos que de fondo. Por ejemplo, ahora los aficionados se podrán mover entre puntos por el estadio, irse a por su comida o su bebida, ir al baño. Esto es una de las cosas que más sorprende a aquellos que van al tenis por primera vez, lo jerárquico que es todo, ese respeto al silencio. En Milán, menos a los que se sienten en los fondos, les van a dejar una libertad que hasta el momento no tenían.

El último de los cambios también atenta contra una de las tradiciones del tenis, aunque es menos novedoso porque, en realidad, ya se hace así en el circuito femenino. Los entrenadores, hasta el momento vetados en pista, podrán entrar y dar indicaciones al final de cada set. Los puristas dicen que por aquí se rompe la psicología del juego, que una de las gracias es ver como el tenista no puede consigo mismo. Era casi obsceno que las mujeres pudiesen tener a su entrenador y los hombres no, aunque solo fuese por el mensaje que se manda con una cosa así, como diciendo que ella necesita una ayuda de la que él puede prescindir. Es cierto, los circuitos son diferentes y sus decisiones no estaban correlacionadas, pero al final era algo difícil de justificar. Eso, si esta medida se implanta, también se terminará. Además, si un tenista pide tiempo médico su rival podrá hablar por teléfono con su entrenador, para comentar la jugada y ver el juego y demás.