Después de una intensa semana de tenis de primerísimo nivel en el O2 de Londres, la decepción por la ausencia de final por la lesión de Federer ha sido mayúscula y, consecuentemente, las elucubraciones al respecto tremendas.
Dios me libre de dudar de la profesionalidad y la transparencia de un DEPORTISTA como Roger Federer, pero no de contar las voces que apuntan en otra dirección que la de su lesión como la razón de evitar la mejor final que se podía ver desde el punto de vista de las apuestas de tenis de bet365 y desde el prisma del espectador, siempre con permiso de un lesionado Rafa Nadal.
Precisamente por esto son muchas las opiniones que, como le ha pasado en muchas ocasiones le ha pasado precisamente al tenista español, se atreven a juzgar la decisión del tenista suizo, que por otro lado es el jugador que más partidos oficiales ATP ha jugado esta temporada con 83. Si Roger dice que tiene problemas de espalda y no puede jugar es que no está para competir. Cuando el suizo no ha querido ir a un torneo por motivos personales lo ha dicho, como sucedió cuando fue padre y en aquella época en la que decidió desconectar y dedicarle más tiempo a su familia. Por esto, creo que las dudas acerca de la lesión de Federer son injustas y poco serias.
Todo tiene el transfondo de la Copa Davis. Y es que en unos días Suiza y Francia se verán las caras en Lille en uno de los pocos torneos importantes que no tiene ‘Sir’ Roger en sus vitrinas. Y es que esta Davis es muy importante para el país y para el número dos del mundo ya que ni uno ni el otro han sido capaces de levantar la conocida ensaladera. De hecho, lo más cerca que ha estado Suiza de llevarse el trofeo fue en una final ante EEUU en 1992 en la que no pudo imponerse. Por eso, ahora, con Federer y Wawrinka entre los mejores del circuito, los helvéticos ven el momento idóneo para coronarse con el aliciente de la disputa de la final en el país vecino con la rivalidad que existe entre suizos y franceses, algo que hará que el ambiente sea tremendo.
Pero, con toda esta exposición, parece poco cabal que Federer haya dejado la oportunidad de cerrar el año de su ‘resurrección’ estableciendo prioridades y más con una final de por medio tan importante como la de la Copa de Maestros en un escenario espectacular como el O2 de Londres y ante un rival como Novak Djokovic.
En definitiva, desde mi punto de vista, si Federer hubiera estado al 100% físicamente con el evidente cansancio arrastrado de la dura semifinal ante Wawrinka, hubiera jugado la final de Londres y la de la Copa Davis en Lille. Ahora, se ha tenido que retirar de la Copa de Maestros y veremos si llega a la cita de la Davis. Esperemos, por el bien del tenis y de la competición, que así sea.
Guillermo Fernández