Las rodillas de Rafa Nadal le han hecho recorrer la distancia que media entre el número uno y el actual puesto diez que ocupa en la clasificación mundial. Sin embargo, y a pesar de las vicisitudes que le han hecho pasar sus articulaciones, este luchador incansable es capaz de calzarse las botas de las siete leguas, las que le procuren sus triunfos, y plantarse cerca de las primeras posiciones en dos torneos y medio.
Obviamente, necesitará cosechar más victorias, pero el camino a la confianza ya lo tiene encarrilado con torneos como el de Stuggart, que se dirime sobre hierba, y que ganó frente a Viktor Troicki.
Ahora en perspectiva el jugador tiene Wimbledon. Esta última competición ha visto al manacorí más legendario, pues ha levantado la copa en dos ocasiones (2008 y 2010), ha sudado otras tantas tres finales (2006, 2007 y 2011) y quizás éste podría ser el año del “triplete”.
Pero los rivales no son fáciles: sus miedos, sus rodillas y los jugadores que le salgan al paso en los encuentros. Todos ellos tratando de cerrarle el paso y negándole el acceso a ese “mordisco” ganador que tanto necesita para remineralizar su confianza.
El lunes 29 empieza la disputa y lo cierto es que la reciente hazaña sobre hierba de Nadal en Stuggart apuntala la seguridad del jugador que últimamente sufre demasiados reveses como el de Roland Garros. En la cita parisiense, Nadal se apeó en cuartos del torneo tras batirse contra Novak Djokovic, pero ahora aterriza en Londres con las mieles de un triunfo sobre hierba todavía en los labios. Y ya sabemos que la miel es un superalimento capaz de dar brío a todos los músculos del cuerpo.
Sin embargo, Wimbledon es un campo minado para las sorpresas, es lo que tiene la hierba, pues crece no sólo el césped, sino también los talentos insospechados. Además, hablamos de un terreno de juego que no se apiada de las grandes figuras. Así, Federer regresó a casa en 2013 tras su encontronazo en segunda ronda con Sergei Stakhovsky, poco importó que hubiera ganado la contienda hasta siete veces. Aunque el año siguiente retornó con fuerza y se vengó del desaire plantándose en la final.
El jugador manacorí también ha sufrido los sinsabores de Wimbledon, pues ha llegado a caer en primera ronda ante el número 135º del mundo: Steve Darcis.
Por lo tanto, a la competición inglesa no le gusta encariñarse y tampoco sufre apegos por tenista alguno. Así que resulta tarea de nigromantes atreverse a dar un vaticinio acerca del torneo.
A pesar de la dificultad, muchos lanzan sus cábalas y apuestas deportivas en diferentes webs donde la suerte, la forma física de los tenistas, un currículum de hazañas de impresión o, simplemente, un pálpito decantan las apuestas por uno u otro jugador. Cogiendo un ejemplo,en esta web de apuestas dan a Djokovic como favorito y a nuestro compatriota Nadal como quinto favorito a alcanzar la gloria.
En esta otra web dan a Nadal como cuarto favorito, teniendo un poco más de fe por él, pero aquí también Djokovic se postula como favorito indiscutible.
Lo cierto es que Wimbledon es un novelista de tramas sorprendentes y desenlaces inesperados, aunque muchas veces tira por lo convencional y nos ofrece finales con protagonistas ya conocidos. De este modo, Djokovic ganó el año pasado, lo que le sirvió para volver a reinar como número uno. Ya veremos por dónde discurren los hilos argumentales de esta edición de 2015 que arranca en unos días.